La evidencia del Cambio Climático y el calentamiento global, se refleja en temperaturas más altas y olas de calor, una creciente escasez de agua a nivel global, mas sequias e inundaciones, eventos climáticos extremos o el aumento del nivel del mar. Estos hechos también indican una incertidumbre generalizada sobre los futuros impactos y un creciente temor de un colapso ecológico.
Las respuestas, tanto desde el ámbito global o local, no ha dado los resultados esperados. Continúan, y parece que continuaran durante las próximas décadas, las emisiones de gases de efecto invernadero, manteniéndose la alta concentración de dióxido de carbono en la atmosfera.
Como resultado, no sólo se deben intensificar los esfuerzos en el ámbito local para reducir las emisiones, sino empezar a prepararse para los efectos inevitables del cambio climático. El diseño y ejecución de estrategias de adaptación debe ser por tanto una prioridad, tal y como se está desarrollando en muchas ciudades, aunque queda en cuestión la efectividad en la implantación de estas estrategias.
- Aun así, y tomando como ejemplo el caso de las ciudades en zonas costeras y adyacentes a cauces de ríos, se hace necesario realizar evaluaciones sobre los riesgos que enfrentan, desarrollando mapas de riesgo de inundaciones y planes de protección ante posibles situaciones de riesgo.
- Igualmente, la planificación del transporte local y regional, precisa una evaluación sobre su vulnerabilidad a los impactos del cambio climático, y la importancia de diseñar nuevos proyectos que se adapten y resistan a estos posibles impactos.
Con todo, las ciudades son un actor fundamental si se quiere alcanzar un futuro sostenible para el planeta. El medioambiente urbano y los avances que se pueden dar en el mismo, con edificios de alto rendimiento, fuentes de energía renovable, transportes mas sostenibles e infraestructuras más inteligentes entre otros avances, permite determinar la forma en que vamos a vivir en el futuro, y como vamos a ser capaces en las próximas décadas de limitar el consumo de unos recursos cada vez mas finitos.
Superar las barreras culturales, económicas, políticas o sociales que limitan en gran medida una acción climática eficiente en las ciudades, debe ser también parte importante si el objetivo es reducir las emisiones de una forma drástica en los próximos años, las consecuencias de la inacción pueden ser, y están siendo, irreparables.
Muchas de las propuestas que se mencionan a continuación se encuentran ampliadas en otras partes de esta guía, sin embargo, no está de más incidir también en algunos aspectos específicos que vinculan de una forma directa la lucha contra el cambio climático y la acción en las ciudades.
ENERGÍA.
- Gran parte de la energía que consumimos depende de combustibles fósiles, sin embargo, estas fuentes no renovables y contaminantes son cada vez más caras de caras de producir y distribuir. En este sentido, se debe denunciar desde las ciudades la política de subsidios de combustibles fósiles y promulgar por su eliminación. Estos subsidios son perjudiciales para lucha contra el cambio climático y retrasan la implantación de modelos energéticos más sostenibles.
- En frente, esta la promoción de los procesos de transición hacia tecnologías limpias y fuentes de energía renovables, como la energía solar o eólica, y con un nivel de desarrollo cada vez más alto y barato, y cada vez con mayor capacidad de ser financiadas y distribuidas desde los ámbitos locales.
- Del mismo modo, en el ámbito de la construcción y la renovación de edificios, se deben elevar los estándares medioambientales haciendo los edificios más eficientes energéticamente con evaluaciones de impacto ambiental en todos los edificios nuevos, y vinculándolos con el ahorro de combustible, un mayor aislamiento y otras medidas de ahorro de energía, así como el uso de energías renovables.
CIUDADES MÁS SOSTENIBLES Y MEJOR CONECTADAS.
- Construir ciudades más sostenibles, mejor conectadas y más compactas basadas en un sistema de transporte público colectivo y en el uso prioritario de la bicicleta y las vías peatonales permitirán sin duda reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorando igualmente la economía y la calidad de vida.
- Proteger y restaurar la biodiversidad y los hábitats naturales a través del uso adecuado de la tierra y su integración en el entorno urbano, lo que debe llevar a repensar cambios en las políticas de diseño urbano, y a identificar que se interpone para poder crear lugares habitables donde el desplazamiento a pie, la bicicleta y el transporte público sean el medio de locomoción principal.
- Alentando los modos de transporte bajos en carbono, lo que reducirá las emisiones de gases nocivos, y repensando las políticas y prácticas que han aumentado la dependencia del coche como medio de locomoción principal, incrementando los costes sociales y medioambientales, y actuando en beneficio de otros modos de transporte más sostenibles.
ALIMENTOS Y RESIDUOS.
- La reducción de la huella ecológica de las ciudades tiene en la optimización del sistema de alimentos y la reducción de los residuos otro aspecto fundamental. La alimentación local y orgánica, permite vincular las ciudades con las zonas agrícolas a su alrededor, reduciendo la distancia en la distribución de alimentos, lo que mejora su frescura, la reducción de emisiones de CO2 y los residuos, pero también refuerza la conciencia ecológica, influyendo en este contexto también la agricultura urbana, además de fomentar unos modos de vida social y físicamente activos mediante la promoción de la salud y el bienestar.
- Igualmente, este modelo permite la creación de economías regionales sostenibles, que deben llevar a la creación de empleos justos y comunidades más inclusivas, donde se establezcan unos estándares medioambientales y sociales mínimos que permitan abarcar toda una seria de medidas vinculadas con la sostenibilidad como la reutilización, el reciclado, o la reducción de envases, el uso de energías renovables, o la creación de certificados de productos orgánicos locales.
CREAR COMUNIDADES RESISTENTES A LOS DESASTRES.
- Cuando ocurre un desastre, inundaciones, grandes tormentas, o incluso terremotos como el ocurrido en Lorca, un objetivo debe ser que seamos capaces de reconstruir nuestras ciudades rápidamente, pero no de una forma espontanea y reactiva, sino de una forma planificada y proactiva. Esto lleva a desarrollar enfoques inteligentes y planes integrales que permitan establecer estrategias de respuesta a corto, medio y largo plazo, así como acceder a la financiación para llevar a cabo la recuperación y hacer el uso más eficiente de la misma.
- Entre otras acciones se puede considerar el desarrollar una nueva gama de políticas para hacer frente al riesgo de inundaciones, elaborando mapas de riesgo, o evitando construir en lugares susceptibles de verse afectados en mayor medida por diferentes desastres naturales.
AGUA.
- Si hay un aspecto que vincula claramente el impacto del cambio climático sobre nuestras sociedades es el relativo al acceso al agua y a la posibilidad de la reducción del acceso a agua potable en el futuro. En ese sentido, un aspecto principal debe ser elaborar o acudir a los trabajos que hayan desarrollado escenarios futuros de acceso al agua, cambios en la cantidad y frecuencia de precipitaciones para las zonas o regiones de interés.
- Otro aspecto importante debe ser evaluar la vulnerabilidad de los suministros de agua potable a desastres naturales, lo que debe llevar a desarrollar planes de reducción de riesgos e invertir en mejoras ante las debilidades que se pudieran identificar.
- Un aspecto importante es el del uso eficiente del agua ya fuera en la vida de la ciudad, parques, jardines, uso privado en edificios y hogares, pero también en los productos que compramos, prestar atención a estos aspectos y desarrollar políticas y acciones al respecto por parte de los Ayuntamientos debe ser tenido en consideración.
- Conviene recordar y desarrollar por parte de los Ayuntamientos las directrices vinculadas a conceptos como “Huella Hídrica” o “Gestión Eficiente del Agua”, que se puede considerar como las acciones que tienden a reducir la demanda del agua a través de acciones como la conservación, la eficiencia o la mejora en la gestión hídrica, uniendo a estos aspectos la capacidad de contrarrestar la huella residual en el uso del agua.
- Pero en este contexto no hay que dejar de recordar el carácter del acceso al agua como derecho humano y la necesidad que sea un recurso accesible y equitativo para todos.
En los últimos años se están observando procesos de privatización de los sistemas de suministro de agua, lo que está aumentando los precios, pero también el empeoramiento de la calidad en el servicio. Sin embargo, muchas de estas experiencias privatizadoras y especulativas han terminado en fracaso revertiéndose estos procesos hacia la remunicipalización de los servicios.
- La gestión pública del agua ha probado ser más efectiva y equitativa que la privada, y se hace necesario por parte de la ciudadanía el seguir defendiendo su acceso y carácter público y luchar y responder ante los procesos que fomentan su privatización.
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