LA CIUDAD: EJE DE LA ACCION

LA CIUDAD COMO ESCENARIO FUNDAMENTAL PARA EL DESARROLLO DE POLITICAS MEDIOAMBIENTALES Y CLIMATICAS 

Desde la revolución industrial, una parte importante de los avances tecnológicos, el desarrollo y el bienestar de las sociedades humanas, han estado vinculados al consumo de combustibles fósiles. Pero es este propio bienestar conseguido gracias al carbón, el petróleo, el gas y sus derivados el que esta suponiendo un daño casi irreversible para el propio sistema terrestre que nos acoge. 

En los entornos urbanos reside la clave para evitar un mayor calentamiento global. A pesar de ocupar menos del 1% de la superficie del planeta, las ciudades, debido a su densidad, su consumo de bienes y servicios, o su mayor actividad económica traducida en el movimiento de personas y mercancías, son responsables de la mayor parte de las emisiones de GEI, con un 70% del total. 

En España, junto a esta tendencia global, se ha fomentado un sistema productivo en los últimos años que ha primado la construcción y los servicios, desechando la capacidad para invertir en Investigación, Desarrollo e Innovación, desincentivando así la capacidad de los recursos técnicos y humanos para proponer un modelo de desarrollo económico sostenible, dirigido a transformar la economía y la sociedad y proponer salidas alternativas a la crisis y a la necesidad de crear empleo. 

A partir de este contexto previo, se propone hacer de lo local el eje de acción climática, ya que son las ciudades, uno de los espacios principales donde se va a jugar gran parte del futuro de la humanidad, y desde donde hay que armar la respuesta para hacer de la tierra un lugar más habitable y asegurar un porvenir para los que vendrán después que nosotros. 

Por tanto, se hace necesario replantear desde la ciudad cómo es nuestra relación con los combustibles fósiles y cómo debemos caminar hacia una disminución en la utilización de los mismos, fijar objetivos de reducción de carbono y utilizar estos cambios a favor de la reactivación económica y la generación de nuevos empleos. 

Únicamente con un cambio de modelo que apueste por una transformación en profundidad de los ciclos urbanos de movilidad, materiales o energía, junto a la implicación de los ciudadanos en un cambio de costumbres y patrones de consumo se podrá conseguir una reducción de la huella ecológica de las ciudades. 

La sinergia instituciones-ciudadanía es en este caso de gran importancia, sobre todo si tenemos en cuenta que mientras que las políticas de mitigación del Cambio Climático se van a dar a una escala global, a través de protocolos aplicados a nivel mundial como los nuevos a desarrollar en 2015 tras la expiración del de Kioto, la adaptación al cambio se organizara mayormente a una escala no-global, requiriéndose un conocimiento y acciones adaptadas a los marcos locales y una implicación directa de las poblaciones. 

Estas respuestas deben articularse a partir de objetivos evidentes, como reducir las emisiones de co2 y la huella ecológica, aumentar los espacios verdes y el uso de energías renovables, mejorar la eficiencia energética en nuestros edificios, apoyar la movilidad sostenible, fomentar nuevos empleos verdes, aumentando el conocimiento y la educación y en definitiva la responsabilidad con el Planeta y nuestras próximas generaciones. 

UN PROBLEMA SOCIAL 

Sin embargo, parte del problema para la implementación de políticas surge de las dificultades para asumir responsabilidades y comprender el origen del cambio climático por parte de nuestras sociedades. La emisión de gases de efecto invernadero es un problema que se genera principalmente en las ciudades y es aquí, a través de la acción de sus habitantes desde donde ser resuelto. 

Igualmente, conforme se incrementen los impactos del Cambio Climático, mayores serán los costes que permitan responder de una forma efectiva al mismo. Aun así, la respuesta tanto de las autoridades como de la sociedad en general es mirar hacia otro lado, considerando la aún poco perceptible incidencia de estos cambios sobre nuestros modos y medios de vida. 

No queda otra ante estas situaciones que continuar insistiendo en la importancia de informar y hacer comprender a la población la magnitud a la que está llegando la degradación del medioambiente, como paso previo o conjunto al del fomento de un cambio de hábitos y la implementación de nuevas políticas. 

Pero llevar a cabo estos proyectos solo es posible con la implicación de los ciudadanos como protagonistas fundamentales, que definen y comparten los proyectos, y que asumen sus responsabilidades como participes de la comunidad a través de su habilidad y capacidad de actual colectiva e individualmente. 

BAJO LA ACCION CONJUNTA DE AYUNTAMIENTOS Y CIUDADANIA 

Pero a su vez, la mayor capacidad de los grupos sociales de actuar por el bien del interés colectivo también depende de la calidad de las instituciones formales bajo las que residen, siendo las campañas de concienciación, educación, participación y comunicación pilares principales en el inicio de la acción contra el cambio climático en las ciudades, debiendo tener su eco ampliado en el trabajo y el esfuerzo realizado por los Ayuntamientos a través de políticas más directas, cercanas, inclusivas y efectivas. 

Para la próxima legislatura, desde los Ayuntamientos se deben entrelazar estas propuestas, sirviendo en conjunto como un compromiso al que se vincule la totalidad de la población.  Algunas de las iniciativas ya están en marcha en muchos sitios, otras requieren un nuevo empuje, otras son nuevas e innovadoras, pero todas requieren el compromiso y la cooperación de todos. 

Una política y actuación transversal requiere la participación e implicación de todos, y en este caso, todos los medios humanos y materiales del Ayuntamiento serán los primeros en conocer, formarse, difundir y trabajar en la consecución de los objetivos planteados.  

El objetivo, de impulsar desde un punto de vista climático, una transformación estructural más amplia de las ciudades, debe llevar a los gobiernos municipales a priorizar la planificación estratégica en la ciudad, con una visión dirigida a mejorar aspectos como la utilización del suelo, el transporte, la edificación y energía o la existencia de zonas verdes entre otros aspectos. A continuación, se ofrecen algunas ideas de aplicación general que deben ser consideras en la acción climática de los Ayuntamientos:  

  • Toma de decisiones inteligentes y ecológicas. El objetivo, es que cada decisión que se tome en el Ayuntamiento sea climáticamente inteligente y ecológica, por lo que la planificación debe estar dirigida a actuar, construir, invertir y pensar cada vez con una menor dependencia de los combustibles fósiles.   

  • Todas las acciones dirigidas a reducir las emisiones. No hay otra opción que si el objetivo es el de reorientar las políticas territoriales, urbanísticas, sociales o medioambientales desde un enfoque de sostenibilidad integral; cualquier tipo de planificación estratégica debe estar vinculada a la reducción de emisiones de carbono en la totalidad de las actividades que se realicen en la ciudad.  

  • Elaboración de memorias anuales de gestión medioambiental. Que permitan analizar la situación conjunta medioambiental, social y económica de las ciudades y establezcan metas y su cumplimiento en ámbitos como la ordenación del territorio, la protección medioambiental y de los recursos naturales y la lucha contra el cambio climático.  

  • Estas memorias y evaluaciones deberán ser parte de procesos más amplios de participación pública, tanto en su elaboración, adopción y aprobación.   

  • Presupuestos elaborados a partir de criterios medioambientales y climáticos. La elaboración de los presupuestos en los Ayuntamientos debe ir de la mano de estas acciones, adoptando presupuestos de carbono vinculados a los presupuestos generales, pero también a los objetivos climáticos de la ciudad, destinando y aumentando las partidas dedicadas a los ámbitos medioambientales y de lucha contra el cambio climático.  

  • Designar equipos de trabajadores locales a cargo de la coordinación de políticas climáticas. Se debe designar en cada Ayuntamiento un equipo oficial de trabajadores ocupados de articular las políticas climáticas y de sostenibilidad del ayuntamiento, dedicando su trabajo a mejorar el rendimiento, reducir las emisiones, y formar al resto de trabajadores y ciudadanía. 

  • La mitigación y adaptación al cambio climático como ejes en el diseño de políticas. Considerando la lucha contra el cambio climático, desde los Ayuntamientos y las políticas a nivel local, se debe trabajar en el diseño de marcos de políticas vinculadas a la mitigación y la adaptación, así como para hacer frente a fenómenos meteorológicos extremos, y compensar y responder ante otros impactos del cambio climático a largo plazo.  

  • Diseño de planes para la conservación del patrimonio y la biodiversidad. Estos planes deben hacerse bajo estrategias participativas y deben estar coordinados por trabajadores del ayuntamiento formados en el campo del patrimonio y la conservación.  

  • Llenar el vacío formativo y de competencias que enfrentan los trabajadores locales. Demandar la existencia de funcionarios municipales que puedan responder ante la ciudadanía en cuestiones medioambientales y climáticas, se encuentra un vacio formativo y de competencias que debe ser superado desde diferentes perspectivas, pero sobre todo desde el compromiso de los gobiernos locales por hacer su gestión más respetuosa con el medioambiente y concienciada con los desafíos climáticos.  


Una de las acciones principales de los Ayuntamientos debe ser  dar a conocer a la ciudadanía, mediante acciones de sensibilización y educación ciudadana, los procesos asociados al Cambio Global, sus efectos y consecuencias. Del mismo modo, se debe incidir en el aumento del conocimiento sobre la biodiversidad urbana y su relación con la biodiversidad asociada al medio rural-natural, mediante instrumentos y programas de estudio e investigación que aborden esta cuestión con el método y rigor que se viene trabajando en otros aspectos de la ciudad. Entre algunas de las acciones generales se comentan:

  • Nuevas formulas para fomentar la sensibilización. Entre los responsables políticos, trabajadores de la administración y ciudadanía en general sobre los diferentes ámbitos el impacto del cambio climático, ya fuera  la contaminación atmosférica en la salud pública y en la calidad de vida de los ciudadanos.  

  • La implicación de líderes sociales para difundir la conciencia y las políticas climáticas. Desde la administración se debe facilitar y promover el contacto con personas de liderazgo en diversos ámbitos social, cultural, económico o laboral, implicándolos en la acción climática del municipio, ya fuera con su participación en estudios y propuestas, recibiendo sus aportaciones y opiniones, o difundiendo las políticas a llevar a cabo.  

  • La participación y el desarrollo comunitario como eje en la acción de los Ayuntamientos. Considerando la importancia de la acción ciudadana, los ayuntamientos deben vincular su acción climática con la defensa de los principios de desarrollo comunitario de promoción y acción ciudadana, con el fin de que todos los grupos de desarrollo comunitario tengan una voz y dispongan de recursos suficientes para participar plenamente en las decisiones locales.        

  • Elaborar políticas basadas en la acción directa sobre los barrios. Con una mayor participación de los responsables políticos adscritos a los mismos, y en donde se establezcan mecanismos de decisión que proporcionen a los ciudadanos una voz directa con respecto a los planes y el gasto público.        

  • Dar a conocer, a través de procesos de sensibilización y educación ciudadana, los valores de la Naturaleza urbana y la contribución que una determinada forma de hacer ciudad puede llegar a suponer en la reducción de la carga ambiental global.        

  • Establecimiento de grupos de acción local. Dedicados a reducir las emisiones de carbono, y que ejerciten su derecho a la información y a la participación en los procesos de toma de decisiones climáticas y medioambientales. Los ciudadanos son protagonistas fundamentales que definen y comparten proyectos y asumen responsabilidades en el diseño futuro de la ciudad y contribuyendo a la mejora de las condiciones medioambientales sociales y económicas.          

  • Establecimiento de pactos ciudadanos por la sostenibilidad, como instrumentos que conjuguen esa participación y compromiso.    
  
  • Hacia un pacto intergeneracional. Establecer comités climáticos de jóvenes y mayores que además de fiscalizar el trabajo de los ayuntamientos desde su acción individual, se coordinen igualmente desde un enfoque  intergeneracional, para identificar problemas y respuestas a los problemas vinculados a la política medioambiental y climática, y las desigualdades que pueden generarse a partir de terminadas situaciones.       

  • Fomentando la movilización contra las injusticias y los crímenes medioambientales. La importancia que la ciudadanía se articule y organice para denunciar y luchar contra las políticas incoherentes y perjudiciales que a la larga suponen una rémora para el bienestar, la economía, el empleo y la sostenibilidad medioambiental de nuestras ciudades y comunidades. La movilización en el caso de los casos de la Plataforma Castor en el Mediterráneo o las prospecciones petrolíferas en Canarias son un ejemplo a seguir.  


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