CENTROS DE REUTILIZACION



JUSTIFICANDO UNA IDEA

El afán por almacenar cosas, por guardar, por tener posesiones, nos hace acumular cosas que tienen un uso mínimo o inexistente pero que podrían ser más útiles si fuesen compartidas.

Esta sociedad de consumo frenético nos hace sentirnos más posesivos, egoístas e individualistas. Sin embargo, tal vez sería interesante preguntarnos por el uso que va a tener algo antes de comprarlo. O a lo mejor, podríamos llegar a la conclusión de que eso que queremos comprar con pedirlo prestado nos podría servir.

Las ciudades actuales se diferencian en parte por el tamaño y espacio de los hogares, hay viviendas unifamiliares con más espacio, pisos nuevos que llevan incorporados trasteros, pero también hay viviendas más antiguas y pequeñas que carecen del espacio suficiente para acumular todas las cosas que se supone que son necesarias en un hogar.

Es especialmente en estas últimas áreas urbanas, que además pueden pasar por ser las más deprimidas, en donde el uso común de espacios, pero también de objetos debe ser un motivo de articulación y de integración social.

Si unimos a esta reflexión la de que debemos concienciarnos en reutilizar más objetos y otros materiales, poner a disposición de los demás (amigos, familiares, conocidos, vecinos, etc.) las cosas útiles que tenemos en desuso, podemos llegar a imaginar la oportunidad de crear un ”almacén” de cosas útiles, que otros pueden utilizar y volver a reutilizar más tarde por otros.

Sin embargo, no es fácil que las personas reutilicemos cosas de otros, el paso del materialismo al postmaterialismo proclamado por Inglehart se enfrenta a unas necesidades materiales y económicas que en estos tiempos de crisis se pueden acrecentar más y que igualmente chocan por este propio modelo de sociedad que nos ha inculcado el gusto por lo nuevo, por cosas que no han sido usadas por nadie con anterioridad. Este pensamiento, aunque parezca mentira, está inserto en lo más profundo de nuestras prácticas culturales.

Pero más allá de estas reflexiones, lo que no existe igualmente es una concienciación específica por parte de las instituciones, todas ellas quieren que reciclemos, lo cual es bueno, pero no tan bueno si no se aprovecha previamente al máximo (consumo responsable). Es posible llegar a un estado más óptimo de utilización si sabemos que algo usado puede ayudar a otras personas,  y podemos colaborar a que otros las reutilicen y más aún si son cosas usadas, que llevan abandonadas en trasteros, terrazas o armarios durante años.

A veces reutilizamos cosas básicas, sobre todo ropa entre la familia, de familiar a familiar, pero llega un momento en que se para la reutilización. ¿Porque no continuar la reutilización más allá de nuestro círculo cercano?


PROPUESTA

Una acción potencial que puede generar una mayor concienciación y que aborde el problema de los desechos, además de la creación de empleos verdes es crear en las ciudades Centros de Reutilización, en colaboración con las empresas sociales locales. Estos centros recogerían objetos desechados de valor, como ropa, materiales, muebles, electrónica, o artículos para el hogar.

Se pueden proponer dos opciones a la hora de crear estos centros de reutilización:

La primera serían centros amplios gestionados por empresas sociales y que darían cobertura a un gran número de ciudadanos y municipios.

Estos centros, bajo la dirección de los ayuntamientos o empresas sociales asumirían un formato de acción amplio, operando como servicios de demolición respetuosos con el medioambiente, como tienda y taller de fabricación de muebles (reutilización de la madera y otros materiales), proporcionando un servicio de recogida gratuito, y ofreciendo una variedad de clases y talleres a la comunidad.

La experiencia de EMAUS en Guipúzcoa y su centro de Centro de Recuperación, Reutilización de Residuos, como un ejemplo de Economía Circular, puede servir de inspiración para muchas propuestas en otros lugares:  

El objetivo final, a partir de estas y otras experiencias, sería crear centros de reutilización gratuita de productos, centros de reciclaje y centros de reutilización de materiales, junto con actividades relacionadas de formación, debates, y otras actividades que abarcaran a la mayoría de la población desde jóvenes a mayores y que se articularan sobre el esquema de las tres erres del cuidado medioambiental, reducir, reutilizar y reciclar.

En ese sentido, la segunda experiencia propuesta, de menor nivel y más cercana a los vecindarios, sería el establecimiento de puntos de reutilización en los propios barrios que sirvieran como verdaderos centros de Economía Circular desde las estructuras sociales más básicas.

Partiendo de esta idea se puede trabajar en definir una estructura de actuación que diera como resultado final la creación de un centro para toda la ciudad, o diversos puntos de reutilización en los barrios (según el análisis que se pudiera hacer por ciudad). Estos serían algunos de los aspectos más importantes a la hora de implementar estas experiencias:

  1. Estudio de experiencias exitosas en otros lugares.
  2. Reunión con los actores sociales de la ciudad y los barrios para estudiar la propuesta, formas de aplicación y otras experiencias.
  3. Celebración de charlas debate para discutir sobre la viabilidad de estas actividades con los vecinos.
  4. Identificar espacios donde se pudieran almacenar y dar salida a los productos.

La idea final debe ser por tanto, la puesta en marcha de experiencias progresivas y estables de reutilización, comenzando por talleres y charlas, hasta poder tener estructuras estables y locales desde donde poder tener acceso a artículos de uso comunitario que no tienen espacio en los hogares, entre otras acciones.

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